lunes, 27 de agosto de 2012

Debo ser agradecido con mis compañeras y compañeros de Universidad

Debo ser agradecido con la vida, pero más que eso debo darle gracias a Dios por las compañeras y compañeros que tuve en mi época de estudiante universitario, porque a diferencia de otras épocas así me veía luego de una chanza de estudiantes. Porque eso éramos, estudiantes universitarios que nos hacíamos chanzas de todo tipo. Por ejemplo cada vez que alguién mujer u hombre se quedaba dormido le hacíamos cualquier cantidad de monerías, chanzas, cosas graciosas, les tomábamos fotos y se la montábamos por lo menos por un mes seguido pero ahí llegaba la cosa. A mi por lo menos una vez me quedé dormido y quiero decirlo acá públicamente ni si quiera mi novia de esa época me ayudó y estoy seguro que ella también se prestó para la broma. Resulta que me quedé dormido y cuando me levanté me sentía como raro, pero lo tomé muy frescamente, la idea era no emberracarse porque si ese día me tocó a mi, en días anteriores o posteriores la burla sería por otros. El caso es que al final de todas las fiestas, (porque eran fiestas hasta el otro día debido a la lejanía de los sitios) se hacía como el arqueo económico (fiestas a punta de vaca en donde participaban mujeres y hombres por igual) a ver como nos había ido y de pasada para reírnos unos de otros de las pilatunas, las embarradas y los cuadres de la noche de rumba anterior. Cuando me subí al taxi con mi novia para llevarla sana y salva a su casa, sentí una complicidad entre mi novia y el conductor del taxi, pero en ese momento de mi novia me aguanté pero le pregunté al taxista de que se reía, el tipo en medio de la burla me dijo, mire el retrovisor interno del taxi y me aguanto todo lo que quiera, pues inocentemente miré el retrovisor y fue la risa de tres personas en un taxi a las 7am de la mañana y la verdad lo tomé como una broma más. A hoy no tengo ni idea cual fue la persona que dió la idea de la trasquilada pero personalmente sea cual sea quien haya sido, lo recuerdo con nostalgia, porque soy agradecido de chanzas que tuvieron finales felices. Dejo a mi novia en su casa y llego a la mía y como vivía en apartamento compartido, desde el portero, las personas que me encontré en el camino e incluídos mis compañeros del apartamento, para todos y me incluyo fue una burla total, había que aguantarse, esa noche me tocó a mi y el desquite vendría tarde o temprano, pero todo en medio de la alegría y del aguante. Como dije anteriormente éramos estudiantes que nos gustaban las chanzas. Llegué a mi casa y me afeité la barba y el bigote de los dos últimos años y en cuanto a la ceja, disfracé el chasco con una cura, hasta que creció el pelo en la ceja y me dejé el bigote.


La chanza más fuerte que hicimos y esta participamos hombres y mujeres por igual fue con un compañero de color moreno muy buen estudiante, que teníamos que fué el gestor de todas chanzas anteriores pero cometió un error meterse con las mujeres y hacerles chanzas 'pachunas'. Las mujeres de la facultad de ingeniería eran como el triple con respecto a los hombres, de las cuales habían en industrial el doble de los hombres y en sistemas el triple de los hombres. El tipo osado se metió con todas, entonces nos propusieron que lo emborracháramos y que ellas se encargarían de cobrarse la chanza. Lo hicimos le dimos trago a ese moreno hasta que nos supo a cacho y se lo dejamos a las mujeres. Ellas lo empelotaron y como era moreno, lo embetunaron con betún negro y le sacaron fotos. Al día siguiente, al moreno (no quiero revelar su nombre) se le acabó la costumbre de las chanzas pesadas, siguió siendo el compañero de siempre con ellas y con nosotros y digamos que la cosa llegó ahí.

Hoy escribo ésta crónica en protesta por la forma en que los estudiantes de universidades, indiferente la condición social de éstas, se tratan en rumbas, celebraciones y fiestas. Hace un par de años (y todavía vigente y en proceso) un grupo de estudiantes celebrando un halloween mataron un estudiante de la UdelosAndes, ayer viendo un programa de tv el periodista narra la forma cruel en que varios estudiantes dentro de una fiesta linchan a uno y lo mandan por el hueco del ascensor seis pisos abajo. Hoy el joven agredido se debate entre la vida y la muerte en un hospital y lo más triste un grupo de ocho estudiantes de prestigiosas universidades son los responsables de tal atrocidad.

Por eso digo alto y claro y siempre me sentiré orgulloso de que tuve las compañeras y compañeros en mi universidad, los amigos, los compinches, las pilatunas, las chanzas todas las formas en que nos divertíamos  y nunca, nunca se nos pasó por la cabeza atentar ni pasarnos con ninguna niña o con algún compañero. Espero que si algún día alguien con esas intensiones lee ésta crónica se imagine a mi persona trasquilado a las 7am de la mañana montado en un taxi y con la burla de todas las personas a mi alrededor, pero feliz porque se sabía que uno en la próxima fiesta se desquitaba, pero sanamente.

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