miércoles, 6 de febrero de 2013

Bernardo R., no sólo fue un amigo más que me abandona

Cuando los amigos se van, fue un artículo que escribir hace mucho tiempo porque me avisaron de la muerte de un amigo de toda la vida, y quise inmortalizarlo con mis palabras. Como es obvio en ese tiempo no había internet pero lo tenía guardado en mis archivos personales, en un dvd que algún día desempolvé buscando otro archivo personal que necesitaba con urgencia. Cuando cree mis blog en google decidí por si mismo que esa crónica tenía que hacer parte de una parte de mi vida y me prometí a mí mismo que cuando muriera uno de mis amigos o los amigos de mis padres que generacionalmente fueron amigos míos, le daría una copia de ese escrito a sus familiares más cercanos. Lo tenía en stand by y jamás pensé que tan pronto tendría que utilizarlo en una persona conocido pero ayer tuve que imprimirlo y volverlo a regalar, ayer murió uno de los amigos más queridos de mis padres, Bernardo R., que al pasar los años su amistad pasó de generación en generación y que yo recuerdo con especial cariño, porque también lo considero como un amigo, no solo porque cuando murió mi padre por allá en el 85's se me acercó y sin vacilar me dijo: Carlos, cuenta conmigo para lo que necesites y yo le dije: muchas gracias, Bernardo R. 

Esas palabras hicieron eco en mi sentir, a tal punto que este señor que no tiene mis apellidos y que no lo considero como un desconocido, me ayudó a conseguir el primer empleo, en Almadelco me acuerdo como si fuera ayer, mi padre aún vivía pero sin embargo, él me colaboró a mi formación incluso profesional. También el segundo empleo en unas vacaciones me dijo que si iba a salir de viaje, le dije que con mi familia había unos planes de salir de paseo, pero fue tan chévere ese trabajo que preferí mejor trabajar en esas vacaciones decembrinas que pasear con mi familia. Mi trabajo consistía en  repartir anchetas, pero no solo es ir y llevar (ese trabajo me enseñó que la gente por más humilde que sea y del trabajo lo más simple que sea, es valioso para cada uno), pero de todo esto, lo mejor era armarlas, nos reuníamos varios 'muchachos' de mi edad y otros de diferentes edades en una bodega de la zona industrial y armábamos las anchetas, luego se la pasábamos a otra persona que le colocaba el celofán y el moño, más tarde salíamos por toda la ciudad a repartir anchetas provenientes de clientes de grandes empresas y bancos de la ciudad. Este otro trabajo también me lo consiguió Bernardo R. 

Si me pusiera a enumerar en este mi blog, todas las veces que este personaje de mi vida me consiguió una forma de ganarme la vida, faltarían entradas para poder describir lo buen ser humano que fué para mí. Gracias a toda su ayuda, yo estudié ingeniería industrial, porque todo lo que tenía que ver con Bernardo R., tenía que ver con la industria, claro trabajaba para una empresa que tenía que ver con la industria y el comercio.

El verlo partir el día de ayer 05 de febrero de 2013, fue para mí doloroso, me contuve y saqué fuerzas de no se que parte de mi ser para no desgajar en lágrimas, pero no porque me haya sido parte de mi vida laboral sino porque aparte de haber sido amigo de mis padres, fue amigo mío en momentos difíciles de la vida y siempre lo recordaré con mucha nostalgia. Buenos consejos, buenas conversaciones cuando nos encontrábamos en reuniones familiares, en fín, lo repito, verlo partir me dió tan duro como el día que ví partir a mis padres.

Ayer en la iglesia lloré por dentro, no fuí capaz de llorar en frente de toda esa gente, me contuve hasta más no poder, en la tarde estuve donde una hermana y tampoco fuí capaz de llorar allí, ni si quiera tuve fuerzas para un comentario, mi hermana y yo hablamos un poco del momento, pero cortamos el tema... Pero cuando llegué a casa se me vinieron las lágrimas, todo ese esfuerzo que hice en la sala de velación, en la iglesia, en casa de mi hermana, pudo conmigo y me importó un bledo el hecho de ser hombre y no llorar (porque desde chiquito me han repetido... bua... los hombres no lloran) pero pudo más mis sentimientos que el hecho de ser hombre y no llorar por pena, pero me importó, me importó por haber perdido una parte importante de mi vida, vida que algún día perderé, pero será en otra ocasión.

Antes de la misa, unas palabras de Diana su única hija y sus nietas, palabras leídas de un hombre que fue más que un padre, más que un abuelo, más que un amigo... palabras que dejó de legado a sus familiares y que aunque no lo crean yo también sentí propias, porque eso era Bernardo R. una persona sencilla, jovial, leal, amigo, compañero, una persona con grandes valores, una persona con muchas actitudes hacia los demás, con una familia muy bonita y con unos hijos y nietas ejemplares. Luego en la misa al final unas palabras de una de sus nietas, una carta de despedida, muy emotiva y llena de mucho cariño y de mucho respeto a la persona que los hacía reír, con quien compartieron los mejores y más hermosos momentos de la vida, al abuelo, al amigo.

Al final de la misa me dirigí hacia su hija Diana y le entregué mis palabras y en tono suave, le dije, escribí algo para tí...

No fuí capaz de asistir a la cremación, eso me dá duro, no lo resisto y me recuerda a otros que se han ido... siempre he pensado que esos momentos en que la vida se vá en cenizas son momentos muy familiares, muy personales, son momentos tan íntimos como la vida misma.

Con especial aprecio y cariño para Bernardo R.

1 comentario:

Graciela María dijo...

Las lágrimas del alma surgidas ante la pérdida de un amigo, nos dicen que nuestra humanidad sigue en pie, que somos capaces de amar al otro y ser agradecido por sus acciones en nuestro bien. Me encantó este escrito y Dios tenga a Bernardo en la gloria...Con el cariño de siempre