miércoles, 15 de junio de 2016

No Sé Qué Título Ponerle




Esta entrada de blog la empecé a escribir hace unos meses, pero no le tenía título. Quise hacerle un homenaje a mi tío Jaime hermano de mi mamá que cuando murió no pude ir a su entierro, pero me queda la fortuna de haber tenido un tío maravilloso, súper detallista y gran amigo. Me quedan buenos y gratos recuerdos de una persona de una calidad humana que no se puede comparar.

Tampoco quise hacer un escrito sobre mi querido primo Héctor, el mayor de todos los primos que partió hace poco y que me dejó conocer a cuatro primos que aunque de diferentes familias, son geniales y de los cuáles conservo su amistad y su respeto, luego de su muerte, continué con éste escrito pero el título tampoco me fluía él título. 



Hoy en cambio amanecí con una actitud diferente hacia y decidí por fin continuar, terminar y titular la entrada de blog, que meses atrás se quedó sin título. Hoy martes 14 de junio es el Día Internacional de la Donación de Órganos, me prepare desde la noche anterior para hacer una donación con todas las de la Ley, la idea era ir a la principal de Fueco, donde siempre he donado y desde hace un par de años no lo hacía debido en parte a la falta de tiempo y también a inconvenientes relacionados con dos operaciones, la de la vesícula a finales del 2014 y la más reciente, la de la tiroides a principios de este año. Cuando llegue a Fueco estaba Daysi la auxiliar que siempre me atiende, la conozco hace como unos cuatro años, me recibió en la recepción y me sirvió una botella de té helado, estaba delicioso, luego me dijo que me sentara en la silla reclinable y que iba a preparar los papeles como es costumbre y luego procedería al procedimiento. Algo pasaba, había una demora pero a los pocos minutos de la espera por fin firme los papeles necesarios para el procedimiento, nuevamente iba a donar plaquetas (mis preferidas, pero que donar plaquetas diferente a donar sangre con grupo sanguíneo específico: es un procedimiento terapéutico por el cual se le extrae sangre al donante, mediante un equipamiento especial, se seleccionan y retienen las plaquetas contenidas en esa sangre, se devuelven a la circulación sanguínea los otros elementos de la sangre y se conserva para luego ser transfundido al receptor), tenía el peso y la medida para hacerlo. 




Antes de todo este tejemaneje, empezó lo mejor de la visita, Daysi me paso el control de la silla y empezó ese aparato a hacerme un masaje en todo el cuerpo incluidas las extremidades inferiores, como 15 minutos que agradezco y que descanso mi cuerpo. Luego de unos minutos de descanso y relax total, me llamo la médica, sin saber ciencia cierta que pasaba, el porqué de la demora, empecé un dialogo con ella. Le hable de mis operaciones y del tiempo entre cada una de ellas, luego le hable de mi complicación del hígado, pensé por unos momentos que podía donar como cada año y como las dos o tres veces al año que lo hago con la mejor dedicación y las mejores ganas. Ella muy cordialmente me hizo unas cuantas recomendaciones hasta el final de toda la charla y luego de mostrarle algunos de los exámenes que tengo en el archivo del móvil, me dijo en tono muy serio, algunas palabras que no quería oír tan pronto pero que en el momento eran necesarias:  Don Carlos, usted no puede donar. En más de 10 años que llevo donando sangre y en los últimos 4 años que he donado plaquetas dos o tres veces al año, era la primera vez que me pasaba un rechazo, pero que, viéndolo objetivamente, era un aviso para conservar de aquí en adelante una buena salud y por fin entender la gravedad de mi hígado. Me sentí derrotado, me sentí vacío, creí en el momento que parte de mi vida había caducado. Tantas veces que he donado y tan satisfacciones que me dado, estaban terminando en ese momento. Me dieron un regalo-obsequio como es costumbre, regalo que guardare con especial esmero y cuya imagen acompaña este escrito. 

Salí de allí derrotado y luego de caminar un par de cuadras, llego a mí la reflexión: De tantas veces que done no solo sangre A+ si no plaquetas para cualquier grupo sanguíneo, en todas y cada una de esas veces, fueron muchas las. personas que se beneficiaron y muchas a las que ayude, me siento agradecido y le doy gracias a mis padres por haberme hecho de mi persona un gran ser humano que sin esperar nada a cambio y a Diosito que me acompañó en todos mis procedimientos quirúrgicos o no como el que en él momento apremiaba, dar sin esperar recibir y afortunadamente le queda a uno ese espíritu de ayuda indirectamente al prójimo, independiente de su filiación política, de su color de piel, de su condición social, de sus preferencias sexuales, etc. Me quedan muchas satisfacciones personales, el haber conocido gente maravillosa de las cuales aprendí valores y enseñanzas para toda la vida. Me quedan también todos los detalles que he recibido y cuyas imágenes están al pie de este escrito.




Y para terminar sigo pensando y como al fin de al cabo el título es lo de menos, decidí ponerle cualquier título que es mejor que un título cualquiera.