La semana pasada fue pasada por todo, muchos males en mi organismo y muchos sustos de tipo orgánico. Empecé la semana el domingo 13 de noviembre con un malestar general, no me sentía con ánimos ni si quiera para dormir cómodamente, luego de acostarme e incluso de dormir un tanto mal, la levantada del día siguiente se tornó más bien eterna. Pude hacerlo sin reparos pero me sentía como que me iba, como si la cama no me dejara parar de ella. Me sentí realmente mal, esta pereza me duró al rededor de 3 o 4 días. El jueves pude levantarme y comer algo porque en días anteriores no me entraba bocado por ninguna parte, no sé si fue la pereza que me invadió o era el malestar general que impedía que yo pasara bocado alguno. El viernes me levanté por fín con el ánimo de esparcir mi cuerpo y mi mente por la fría Bogotá y lo conseguí pero con un ingrediente que no estaba en mis planes, una ida de urgencias al hospital porque me dió un dolor profundo a la altura del externón y me llevó de patitas en la calle directo a urgencias hospitalarias. Cuando llegué el hospital estaba a reventar, no le cabía un alma, por lo menos todos los que estábamos allí teníamos algo malo y allí estuvimos por casi 6 horas. Llegó la hora de la cita con el médico de turno, me recetó una bonita ecografía a nivel del estómago y esófago la cual no arrojó nada del otro mundo, eso si el médico me hizo esperar casi 5 de las 6 horas que estuve metido en el hospital. De allí salí con una receta médica de tomar medicamentos (me dá mamera tomarlos, pero toca) y con una orden para una endoscopia, que al paso que vamos va a resultar para el año 2011 porque resulta, acontece y pasa que los galenos no tienen vacaciones razón por la cual en mi eps todos los días que quedan de noviembre, más los que aún no han llegado de diciembre están ocupados, pienso yo por las vacaciones de los pelaos y por consiguiente se le tiraron las vacaciones a los médicos. Yo tendré que esperar de pronto a finales de diciembre o principios de enero que se desocupe un médico para poder meter mi endoscopia y los éxamenes de rigor.
Ahora estoy un poco mejor de salud, siguen las molestias pero la droga hace sus efectos en ayunas todas las mañanas y digamos que esos nos calma un poco la ansiedad y el dolor intestinal.
Todo esto tiene sus ventajas, se puede beber y comer en diciembre a la lata sin preocuparse por las enfermedades o los males que uno pueda aquejar, que uno pueda tener sin tener que limitarse a comidas o bebidas si es el caso, como he dicho siempre a gozar que vida solo hay una y hay que gozarse el momento.
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