Hace unos días me llegó una información a mi correo electrónico, venía de USA, una persona que me conoce me la hizo llegar, pero el autor no sé como se llama, lo único que sé es que a pasado de mano en mano y por fín llegó a mis manos y quise tener una deferencia con todas las personas de la cadena (por decirlo de alguna forma) y lo plasmé en mi blog. Hago la aclaración de que el artículo no es mío, por si le aparece dueño.
Conquistar el Sueño Americano es relativamente fácil: Es trabajar como una mula, pagar 'bills' y comprarse un carro, tal vez una casa y si a eso le añadimos conseguir marido o mujer gringa, estamos hechos... y la hicimos!
Pero estando en tierra americana, pegándole a la comida chatarra, haciendo ejercicio para no perder la figura (ni la razón), respetando las miles de leyes, siendo buena, pocos 'parties', porque aquí uno viene a practicar el lema de Uribe, trabajar, trabajar y trabajar, uno se pone a pensar (y eso cuando de vez en cuando queda tiempo para ponerle cuidado a esa parte del cerebro):
¿No será mejor conquistar el Sueño Caleño?
Voy a describirlo:
1. Todo el mundo anda de rumba, que se fueron pa' la finca, que están en el Lago Calima, que van pa la viejoteca, que amanecieron en un discoteca de Menga, que están en piscina, que arrancaron pa Ginebra a comer sancocho de gallina, que en el mar en Juanchaco, en el 18, que están bailando en Pance... y entonces uno hace la pregunta del millón: '¿pero, por qué si hoy es lunes?'. Y ¿eso qué? acaso a un caleño le importa. Pero pongamosla más fácil, supongamos que es lunes festivo.
En Estados Unidos no hay feriados, sólo dos o tres al año.
2. El dato número dos, determinante en la construcción del Sueño Caleño, es la popularidad. No hay que negar que uno conoce 'a medio Cali', ya sea por la universidad, el trabajo, las rumbas, los paseos, las ferias, las cabalgatas, las fincas.... En fin, siempre que uno se pega sus 'shoppinadas' en Chipichape, Unicentro, Jardín Plaza o Palmetto, pues no faltaba el man o la vieja conocidos. Y eso, ni se diga de ir a cine o a la Loma de la Cruz o a Pizza al Paso.
En tierra americana, dé gracias a Dios si la gente que trabaja con usted se acuerda de su nombre, porque por el apellido (Res... ¿qué?) ni pregunte.
3. Y aquí entra el tercer factor... los vecinos. El placer de fisgonear, de rajar de la del frente, de ver los mejores espectáculos de acción y bala en frente de la casa, en vivo y en directo, sin policía que se tire la fiesta, sólo ocurren en Cali. No sé ustedes, pero yo sí extraño la 'ventaneada' con mi mamá, las historias de mis vecinas, los líos de faldas, las infidelidades y otro tipo de temas que hacían la vida más fácil, más amena, menos ajena.
En mi vecindario americano nunca pasa nada: no pelean, no llegan borrachos, nadie da serenatas, no hay peladitos jugando en la calle hasta la medianoche, no juegan 'ring ring corre corre', no quiebran el vidrio y no hay oportunidad de decir: '¡vea, este gamín, a jugar a la cancha!'.
4. Y es que para que haya vecinos, tiene que haber ciudad... y ese es el cuarto aspecto: Cali. Cali es sabor, olor a chontaduro, a mango biche y, sobre todo, a Aguardiente Blanco del Valle. Caminar por Cali es un placer, ver árboles, ver carros, buses... gente; y lo más importante, mujeres, pero mujeres verdaderamente bonitas y bien cuidadas. Cali huele a pandebono, sabe a buñuelo, respira azúcar, tiene problemas, como todas las urbes, pero está viva.
El Sueño Caleño sería pegarse una caminata por toda la Quinta, comprarse una arepa en la Loma de la Cruz, pasar por el Oeste, luego echarse una cervecita por el Conservatorio, atravesar la Sexta y llegar hasta Chipichape. Y, claro, nada de esto tiene sentido si uno no tiene su parche, su combo, su élite.
Nadie nos dice que el paquete del Sueño Americano no incluye amigos. Nadie nos dice que el Sueño Americano se paga con la soledad.
Pero en el Sueño Caleño seguro te vas con tu grupo, los de la piscina, los de la U, los de la rumba, los del trabajo, los de teatro y los que están ahí para siempre, los manes y las viejas que te entienden, que hablan tu idioma y sobre todo, que conocen tu historia.
5. Y el quinto y más importante aspecto que completa este increíble Sueño Caleño, que sólo conseguís por unos US$500 que cuesta el pasaje de regreso, se llama familia. No hay cosa más berraca que pasar una fiesta trasmitida por teléfono, porque en la tierra del Tío Sam no hay tiempo para acordarse, ni para hacerte la fiestica con las tías y las primas, ni para que te regalen una pendejadita, ni para armarte una rumbita 'sorpresa' en la casa de un amigo. Nadie te dice Feliz Cumpleaños con el corazón.
En el Sueño Caleño tenés el derecho a decir que tenés más de 30 primas y unas diez tías, que se reúnen en la casa, que sí, que de vez en cuando pelean, pero siempre están ahí, para vos, en las buenas y en las malas.
De esta manera, llego a la conclusión sobre El Sueño Caleño: es más fácil conquistar el Americano que dejar de extrañar, de sentir, de pensar que en tu cabeza, tu mente y tu corazón todavía corre un Blanco y Negro ruta 1, lleno de buenos recuerdos, amigos, mamá, familia y nostalgia.
Que Cali es Cali y lo demás es loma, incluso el tan nombrado y engañoso Sueño Americano.
Como olvidar a los buenos equipos de futbol de mi tierra, los domingos o miercoles en el estadio viendo al super Deportivo Cali o a la Mechita, aqui esa vaina es imposible, no hay ni tiempo ni plata para esos gustos, por eso aprovechen de esos Clasicos Vallecaucanos pero sin pelear que eso no cambia los resultados del juego pero si deja mal el nombre de la ciudad civica y deportiva de Colombia.
¡Que viva Cali, Carajo Con huecos, narcos y otras cositas… que pasa, eso se arregla, y cuando tenés cervecitas en la cabeza soltás la carcajada porque te caiste de culo en un hueco de esos!!!
Que Viva CALI, Chipichape, Yumbo!!!.....EL VALLE DEL CAUCA Y TODO COLOMBIA
Fuente: Anónimo